Me quemo por dentro.
Siento que mis manos arden, el dolor es insoportable.
Recostado sobre la cama, contemplo sombras a mi alrededor, la oscuridad me abraza lentamente.
Escucho su llegada, ¿es ella?, su voz suena en mi interior, la recuerdo perfectamente. Me susurra, juega conmigo y no puedo detenerla.
Mi cuerpo inerte, se funde entre las sábanas blancas y mis ojos, se nutren del recuerdo de una vida pasajera.
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