A mis abuelos

 Durante gran parte de mi vida tuve la posibilidad y la fortuna de compartir con dos seres maravillosos, personas que me dieron un enorme cariño, contención y sobre todo enseñanzas para la vida.

  Si bien lo más difícil de todo es mantener en la memoria el sonido de sus voces, el recuerdo perdurará por siempre ya sea a través de fotos, vídeos, anécdotas y un sinfín de cosas que en este momento no podría plasmar en palabras...

  Cuando uno recuerda que un ser querido ya no está, se hace partícipe de miles de sentimientos encontrados, un proceso que a algunos les lleva más tiempo que a otros asimilar o en casos más puntuales, bastante duro de entender.

  Sin embargo, me gustaría decir personalmente que vivo su recuerdo con felicidad, sobre todo, porque entiendo que ellos “están presentes” en algún lugar, como si fuesen mis ángeles de la guarda, estarán en situaciones difíciles y brindarán su protección de alguna manera cuando la cuestión pinte mal.

  A través de estas palabras y ante un día tan especial como es hoy, les digo muchas gracias, muchas gracias por ser quienes fueron, por lo que significaron para mí y porque sé que en mayor o menor medida he actuado lo mejor que he podido para ser la persona que soy hoy.

  A mi abuelo, que te fuiste primero hace ya unos cuantos años, quiero decirte que tengo de ti los valores más sanos  y los pensamientos más firmes en cuanto a lo que una persona debería siempre considerar.

  A mi abuela, cuya partida fue hace menos tiempo, quiero decirte que tengo de ti, la lealtad y  la justicia que impartía tu presencia y la seguridad de tus ideales.

  Un día como hoy brindo por ustedes, ambos saben que estuvimos hasta el último aliento unidos en la tierra y así será también cuando no exista más que el polvo de mi cuerpo.

   Finalmente, para ti lector, primero quiero agradecerte el  que te hayas detenido a leer esta pequeña carta, no la quise hacer muy larga porque en realidad su valor tiene más importancia para mí a nivel personal y mucho más significado escondido en cada letra. De cualquier manera, me gustaría decirte que, si tienes la suerte que tuve yo de haber compartido parte de tus días con abuelos como los míos, déjame felicitarte con un abrazo a la distancia.

  Recuerda brindar hoy con tus seres queridos y si tienes la posibilidad, con una copa alzada al cielo.

                                                                                                              En memoria de Israel y Esther




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